Adil y Patricia conspiran para robar a El Cuervo los dos Ojos de la Esfinge y escapar así del yugo de tan peligroso personaje. Su gusto por la muerte y la violencia no son del gusto de Adil quien se ve obligado a seguir las órdenes de Inch. El muchacho tiene sus propios planes en mente, unos que le permitirán llevar una buena vida junto a aquella a quien ama sin perder la vida en el proceso.